CRIMEN Y CRIMINALES 2 (Francisco Pérez Abellán)

02.01.2014 09:45

 

CRIMEN Y CRIMINALES 2 
(Claves para entender el mundo del crimen. Los crímenes más sorprendentes del mundo) 
Autor: Francisco Pérez Abellán 
Editorial: Nowtilus 
Colección: Biblioteca del crimen 
1ª Edición, Noviembre 2010 
Género: Ensayo criminológico 
ISBN: 9788499670041 
285 Páginas 

Argumento: 
Francisco Pérez Abellán ya nos dejó en su volumen anterior “Crimen y criminales 1” varias claves para entender ese oscuro mundo criminal centrándose en España. En este otro libro su obra recorre el planeta, aunque incluye también algunos otros casos cometidos en la península. 

¿Qué fue de la pequeña Madeleine McCann? ¿Cómo es posible que exista un presunto criminal con 7 años? ¿Qué ocurrió realmente con Diana de Gales?

El autor nos relata espeluznantes hechos, de diversa índole, que van desde el canibalismo, el secuestro, la violencia de género o la pederastia hasta los asesinos en serie; y todos confluyen en una cuestión: ¿Por qué? ¿Son los gobiernos y la sociedad responsables? ¿Se podrían haber evitado desapariciones, o crímenes masivos cometidos en universidades, por ejemplo, si “alguien” hubiera hecho caso de comportamientos claros que indicaban un riesgo inminente? ¿Cómo es posible que la policía española, considerada de las mejores del mundo, cobre en muchos casos nóminas mileuristas? ¿Por qué el asesino de Mª Luz Cortés estaba en la calle? 

Opinión: 
Nuevamente, como en el volumen 1º de la colección, Francisco Pérez Abellán no sólo nos relata los crímenes sino que se centra en los criminales, sus pautas, la investigación llevada a cabo con mayor o menor éxito y, especialmente, en la desprotección a la que está sometida la sociedad. 

“Matar es barato”, eso se deduce en muchos casos. Y si a eso añadimos que las cárceles españolas son hoteles de cinco estrellas a las que algunos criminales han pedido entrar… ¿? 

La lectura del libro ha hecho que me plantee muchas cuestiones, entre ellas por qué personas muy peligrosas están en la calle y ni siquiera circulan sus fotos ni se avisa a los vecinos. Si es para salvaguardar su intimidad ¿en qué grado de indefensión quedan las posibles víctimas? ¿A quién se protege realmente? 

Muchos temas aparecen en el ensayo que, como decía, aunque está ampliado a todo el ámbito del planeta también incluye delitos cometidos en España. Y una reflexión del autor referente a la violencia de género es para tener en cuenta: “…un mundo incívico y anestesiado donde la muerte de una mujer vale menos que la vida de un hombre”. Según Pérez Abellán, si esa lacra social asesinara a hombres y no a mujeres la tendríamos más controlada. Se explica un caso en que una mujer denunció el mismo día de su muerte pero los policías no tuvieron en cuenta su miedo, no valoraron el riesgo real; unas horas después era un cadáver. 

La lectura del libro permite pensar, entre otras muchas cosas, en las pautas que pueden llevar a un criminal a matar y torturar, en lo terrible que supone que los asesinos sean cada vez más jóvenes, en la desastrosa “Ley del menor” y lo indefensos que estamos los ciudadanos ante una violencia que crece día a día, cuando los criminales ya se atreven a actuar a plena luz porque se creen inmunes o saben que si los meten en “la sombra” estarán con comodidades que muchos no tienen en sus casas. 

Creo que el autor ha sabido mostrar la mente criminal, el origen del “por qué” determinadas personas se convierten en asesinas y deja que nos planteemos hasta qué punto hay que reformar leyes, tratar mejor a los que han de defendernos o ampliar el número de agentes para garantizar una seguridad que distamos mucho de tener. 

Y yo me pregunto algo más: Si a los niñatos menores de edad se les borra su historial delictivo, aunque hayan cometido crímenes tan espantosos como el de Sandra Palo, cualquier día nos encontraremos con que uno de ellos, limpio como una patena, igual accede a la presidencia del gobierno… Creo que deberíamos pensar un poco en todo eso. No es lo mismo cometer un robo que asesinar a sangre fría. Y con diecisiete años, dieciocho menos unas horas, trece o catorce, tengo claro que un asesino SABE que mata. 

@Pilar López Bernués.