Argumento:
“Es posible que haya cometido un crímen”. Así irrumpe una joven en el despacho de Poirot pero, no obstante, acaba por cambiar de opinión y salir huyendo... El detective, herido en su amor propio, comenta el caso con su amiga Ariadne Oliver, una exitosa escritora de novelas policíacas, y así descubre que fue ella la que le dio sus señas...
Los dos se toman en serio el tema y comienzan a indagar en la vida de la muchacha. Descubren dónde vive, saben que su padre las abandonó a ella y a su madre quince años atrás y que ha regresado recientemente a Inglaterra con su hermosísima segunda esposa, instalándose provisionalmente en una finca campestre.
La joven es “la tercera muchacha” es decir: la tercera en compartir un piso en Londres, ya que no se lleva bien con su madrastra. A juicio de la autora, los integrantes de las nuevas generaciones, especialmente chicas, comparten apartamento para cubrir gastos y el tema es: una lo alquila, la segunda suele ser amiga íntima y la tercera una desconocida.
La investigación pone al descubierto un supuesto suicidio, relaciones anteriores entre los personajes, cambios de identidad, comparecencia de varios protagonistas en un mismo punto y crímenes.
Opinión:
La novela, como la mayoría de las obras de la autora, es intensa, distraída y engancha. Pero, una vez más, la trama, cuando se mira en perspectiva, es complicada y rebuscada.
En mi opinión, entre la extensa labor literaria de Ágatha Christie, algunas novelas son realmente geniales, unas pocas escasamente interesantes y otras más muy distraídas mientras se leen pero “pelín” inverosímiles. Ésta es, a mi juicio, una de las del último apartado.
@Pilar López Bernués |
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