Argumento:
Fisgón y Escurridizo son dos ratones, Hem y Haw dos liliputienses, y los cuatro se convierten en protagonistas de un encantador cuento porque los cuatro persiguen un objetivo común: Encontrar queso, es decir, alimento, y para ello han de recorrer un intrincado laberinto.
El olfato de Fisgón resulta clave, también las habilidades de Escurridizo para correr y sortear peligros. Los liliputienses, sin embargo, saben que su inteligencia es superior a la de los ratones y confían en ella. Al principio todos se pierden, dan con pasadizos sin salida o con otros que no llevan a parte alguna, pero finalmente encuentran un enorme almacén de queso, se sienten felices, se relajan, hasta aparcan sus bambas de correr porque piensan que jamás volverán al laberinto, pero... ¡Un día el queso se acaba!
Opinión:
Se trata de un bonito relato, para todos los públicos y que se lee de un tirón. La parte central de la historia, además, es muy corta, ya que el final es una especie de conversación para comentarla.
En definitiva, muestra cuatro aspectos fundamentales del ser humano personificados por los personajes. Y es fácil sentirse identificado con uno o varios protagonistas.
Bajo ese aspecto de cuento, divertido y ameno, el autor se ha propuesto hacer reflexionar, y lo consigue con un libro que se lee en media hora y hace reír. Básicamente, se plantea la vida en general, el trabajo, la pareja, los amigos y un lago etc. como “ese queso” conseguido al que uno se amolda, y en ese conformismo se descuida.
Cuando las cosas cambian, hay quien lo ha previsto, hay quien no lo ha hecho pero confía en su olfato, otro acuciado por el hambre busca soluciones y uno más, negándose a aceptar la realidad, sigue en el almacén de quesos esperando un milagro.
Recomendaría este libro a todos los lectores pero especialmente a los más jóvenes por lo mucho que aporta en muy pocas y divertidas líneas.
@Pilar López Bernués |
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