Argumento:
Una compañía teatral, incluídos el director, productor y la autora del guión (Joy Sinclair) pasan unos días hospedados en un pequeño y solitario hotel con objeto de leer los libretos y comentar la obra antes del estreno. La primera noche, sin embargo, Joy aparece muerta.
Scotland Yard envía al inspector Lynley al lugar para que investigue el caso. Lo primero que le llama la atención al policía, y lo descoloca, es que la joven aristocrática de la que está enamorado y con la que mantiene una relación itinerante, lady Helen, se halla entre los huéspedes; su habitación era contigua a la de la muerta y ambas estancias estaban comunicadas por una puerta interior...
En ese hotelito apartado, parece que han ocurrido demasiadas cosas y que las relaciones entre los huéspedes teatrales no eran tan cordiales como aparentaban de cara a la galería. Existen secretos, malentendidos, rencores..., y una autora satírica (la muerta) especialista en destapar intimidades y, al parecer, con pocos amigos a causa de su carácter chismoso, prepotente y siempre arrogante.
Hay muchos datos a tener en cuenta, algunos meramente personales para el inspector y otros relacionados con las vidas privadas de los huéspedes. Pero algo no puede obviar Lynley: La víctima estaba escribiendo un libro acerca de un supuesto suicidio ocurrido 15 años atrás.
La posibilidad de que algún secreto puesto al descubierto tras la edición de esa obra pueda ser el motivo del crimen, motiva al policía a seguir esa línea de investigación...
Opinión:
La novela me ha gustado mucho, la intriga es intensa y no permite dejar la lectura. Hay además dos implicaciones diferentes, dos historias distintas, y eso mantiene en vilo al lector.
Una vez más, Elizabeth George junta a sus cuatro protagonistas y los mueve en torno a un crimen mientras unos y otros se enamoran, desenamoran, salen juntos y siempre son amigos. No faltan, pues, Deborah, Sant James, Lynley y lady Helen; pero también aparece la sargento Havers, una mujer poco agraciada que acompaña habitualmente al atractivo inspector Lynley y que ha de compaginar el trabajo policial con el cuidado de unos padres ancianos y seniles.
No faltan los celos, intrigas y una buena dosis de "naturaleza humana" para amenizar la resolución de un crimen que parece complicado, tanto por el motivo como por la oportunidad del asesino y los medios que utilizó, supuestamente, para acceder a la alcoba de la víctima.
También es cierto que, a pesar de que la novela es trepidante y mantiene en vilo al lector, con las pistas que da la autora cualquiera de los personajes podría ser el asesino. Ha puesto al final el que ha querido sin permitir a los lectores tomar parte, especular y elaborar ideas que resuelvan la intriga.
En todo caso, el libro engancha y no permite abandonar la lectura hasta el final.
@Pilar López Bernués
|
|
