Argumento:
La historia se desarrolla en un pequeño pueblo inglés, ubicado en una zona de marjales y campos de tajón que posee, no obstante, una peculiaridad: El laboratorio Hoggart, dedicado a la medicina legal o, lo que es lo mismo, un centro de investigación forense muy prestigioso y en estrecho contacto con la policía.
Una mañana el Dr. Kerrison, biólogo forense, separado y con la custodia de sus dos hijos, abandona subrepticiamente la vieja rectoría en la que viven para no despertar a su neurótica hija, una adolescente, y al pequeño niño de tres años. Llega al lugar en el que se ha cometido un crimen, examina el cadáver y dispone lo necesario para que las muestras sean evaluadas en el laboratorio Hoggart con carácter de urgencia, puesto que un asesinato tiene prioridad.
Varios científicos trabajan en esos laboratorios, cada uno en su especialidad, desde los que revisan documentos y caligrafía hasta los que analizan tejidos; pero de inmediato descubre el lector que las relaciones entre ellos no son lo que aparentan, que existen muchos conflictos internos, pasiones soterradas, envidias y un largo etc.
Cuando el Dr. Lorrimer, que había prolongado su jornada laboral hasta tarde para evaluar las pruebas del reciente crimen, aparece asesinado a la mañana siguiente, el superintendente Dalgleish, encargado del caso, puede comprobar que el muerto no era especialmente querido por sus colegas, aunque reconocían su valía científica... ¿Dos crímenes relacionados? ¿Fue el supuesto robo de alguna prueba comprometedora lo que acabó con la vida del forense? ¿Fue su carácter conflictivo lo que le llevó a la muerte? ¿Por qué el laboratorio estaba cerrado por dentro? ¿Cómo logró huir el asesino?
La novela va enlazando posibilidades y mostrando las complicadas vidas y emociones de las personas cercanas a Lorrimer hasta llegar al final.
Opinión:
Las novelas de P. D. James, en general, van más allá de una simple trama policíaca. Se suelen desgranar emociones humanas, anhelos, problemas e inquietudes de los protagonistas. Esta no es una excepción. La pequeña comunidad rural en la que se ubica el laboratorio Hoggart y los que trabajan en él se presentan como un micro-cosmos. Las tradiciones locales y las actividades lúdicas comunes, como asistir a conciertos y obras de teatro preparadas por los mismos parroquianos, van definiendo unas gentes y un entorno. La propia ubicación del laboratorio en una mansión reformada, las obras inacabadas del edificio nuevo y una ermita desconsagrada, perteneciente a la casa pero situada a un kilómetro de distancia, forman un escenario peculiar. A medida que las relaciones entre los personajes salen a relucir, así como sus problemas, secretos y emociones, el lector tiene la posibilidad de ir deduciendo por sí mismo.
La obra me ha gustado. Confieso que el final me ha sorprendido pero, mirando atrás, es decir, repasando las múltiples y confusas pistas, he visto que la información estaba ahí, es decir, que la autora no se ha sacado “un As de la manga” como ocurre en ocasiones en este tipo de novelas.
@Pilar López Bernués |
|
