LA MEMORIA DEL AGUA (Teresa Viejo)

30.12.2013 11:16

 

LA MEMORIA DEL AGUA 
Teresa Viejo
Editorial: Martínez Roca, S.A. 
Edición: Septiembre 2009 
Género: Novela 
ISBN: 978-84-270-3569-0 
Páginas: 508 

Argumento: 
El balneario de La Isabela existió realmente. Estuvo ubicado en la Alcarria, en los confines de las provincias de Cuenca y Guadalajara y sobre la margen derecha del río Guadiela. Se construyó en el siglo XIX y fue lugar de recreo para la alta burguesía española y europea. Durante las temporadas estivales sus salones se llenaron de fiestas, bailes selectos… y en los felices años veinte ya estaba considerado un pequeño paraíso de élite, que no solo contaba con las salas de baños propias de un balneario sino de amplios terrenos y jardines en los que los visitantes completaban sus jornadas de ocio y descanso, fuentes cuidadas, la ermita de San Antonio y un imponente Palacio Real, aunque el edificio no cumplió ese destino principesco para el que fue levantado. La Guerra Civil avanzó el declive de un lugar que ya había perdido por entonces parte de su esplendor. El balneario dejó de usarse como tal y el Palacio Real se convirtió en una clínica para enfermos mentales. En marzo de 1955 las aguas del pantano de Buendía cubrieron La Isabela. 

Basándose en esos hechos reales, la autora ha creado la novela “La Memoria del agua”: 

Álvaro de Llano descubre a la muerte de su madre una carta y una fotografía, de las que jamás le habló. La misiva despierta en el hombre un inminente interés por averiguar la verdad, que afecta a su propia vida, y que está estrechamente unida a La Isabela.

Una anciana, que vivió en el balneario siendo niña y adolescente, cuando sus padres eran los propietarios, será la encargada de desvelar a Álvaro de Llano los entresijos de un lugar que rozó la gloria y acabó bajo las aguas.

Amores clandestinos los hubo muchos veranos, también fiestas, juegos, curaciones y un inestimable sentimiento de paz y bienestar, pero la muerte en extrañas circunstancias de un visitante, la llegada de un policía que estaba citado con él y un sanguinario crimen van marcando lo que será un antes y un después. 

Mientras la anciana extrae recuerdos, que Álvaro escucha con interés, los lectores asistimos a un entramado de pasiones humanas, secretos, risas, dolor y muerte, que con la llegada de la Guerra Civil ya son patéticamente angustiantes. Por otra parte, el hospital psiquiátrico en que se ha reconvertido La Isabela, oculta algo más que enfermos mentales. 

Opinión: 
La obra ya está dividida en dos partes, pero más allá de la partición que ha elegido la autora, yo recalcaría dos escenarios bien distintos en cuanto a continente y contenido: 

El secreto que intenta desvelar Álvaro de Llano, la extraña muerte de un bañista y un espantoso crimen sustentan una trama que motiva al lector a ir avanzando en la lectura cuando abre el libro por primera vez. Ahí se dan cita la labor policial, amores clandestinos, vacaciones de lujo, fiestas y una vida relajada; también el deseo del propietario de lograr que La Isabela cuente con las técnicas más sofisticadas y aparatos más modernos, porque su gran sueño consiste en crear el mejor Balneario de España. Aunque con sus más y sus menos, y a pesar de que ya se ha iniciado un lento declive, la narración forma un paquete en el que la principal protagonista es la familia Montemayor, propietaria de La Isabela.
 
La segunda parte la veo muy marcada en el momento en que esa familia vende y regresa a Madrid, todo poco antes del estallido de la Guerra Civil. Ahí la trama es otra; ya no hay fiestas ni lujo, solo proscritos, personas aterrorizadas, matanzas y un director psiquiátrico difícil de evaluar, a caballo entre un genio o un inmoral. 

La novela resulta atractiva. Creo que la autora ha descrito muy acertadamente un gran abanico de pasiones humanas y ha mostrado de forma brillante una España en guerra, una guerra con demasiadas víctimas, asesinatos por uno y otro lado, desertores, miseria y un largo etc. 

Sí diría que el crimen brutal que aparece en la primera parte de la obra lo he encontrado inverosímil, no por la brutalidad en si sino por la contaminación exagerada del manantial, que de pronto comienza escupir agua roja por sitios muy distantes… Pienso que se necesitarían más de cuatro-cinco litros de sangre para lograr ese efecto. Tampoco la figura del policía, que no está en su jurisdicción pero se ocupa del caso, me ha gustado mucho, a pesar de que en los años 20 los métodos de investigación eran otros y se consideraba muy importante ocultar hechos dramáticos para no perder respetabilidad y/o clientes. 

La segunda parte está repleta de añoranza, de recuerdos, de lágrimas… A mi juicio, al final resulta un poco reiterativo leer lo mismo una y otra vez, quizá con unas páginas menos se habría logrado redondear la novela de forma más atractiva. 

En cualquier caso, ”La memoria del agua” es un buen libro, repleto de sentimientos y pasiones humanas, que ha devuelto a la vida lo que se llamó “El real sitio de la Isabela”... Cuando hay época de sequía, todavía despuntan fantasmagóricamente parte de los edificios que duermen bajo las aguas y siguen custodiando los secretos, amores, odios y temores que contemplaron. 

La obra incluye fotos del Balneario, algunos de sus rincones, manuales del bañista, folletos publicitarios, análisis químico del manantial… ¡Son francamente interesantes! 

@Pilar López Bernués.