Argumento:
El joven Santiago pasa sus primeros años en un seminario, ya que sus padres deciden que debe hacerse cura. Pero su sueño íntimo es viajar y ver mundo, de modo que abandona los estudios impuestos y se convierte en pastor de ovejas. El contacto con los animales y su andadura constante por Andalucía, llevando una existencia prácticamente nómada, le permite conocer enclaves y atesorar conocimientos.
Un día, el protagonista despierta de un sueño especialmente vívido mientras duerme en el interior de una ermita derruida en la que ha crecido un viejo sicómoro, y ese sueño vuelve a repetirse unos días después. En esencia, el resultado de esos viajes oníricos es que debe conocer las Pirámides de Egipto y que allí hallará un tesoro.
El consejo de una gitana y de algún personaje más, en forma de “maestro” ocasional que la vida le pone delante, decide al muchacho a ponerse en marcha.
Santiago vende el rebaño y con el dinero conseguido viaja a África, esperando encontrar la manera de llegar a Egipto.
Un mercader, al que el joven consigue hacer reflotar su negocio de cristales, le confiesa que su “leyenda personal” siempre fue viajar a la Meca, pero que ya es demasiado mayor y que su sueño no se cumplirá...
Muchas aventuras, entre ellas perder repetidamente su dinero, acompañan al joven Santiago. Se apunta en una caravana que cruzará el desierto hasta llegar a un formidable oasis. Un compañero de viaje hace esa misma ruta buscando al alquimista, un hombre de más de doscientos años que vive allí... El protagonisa entiende que ese viajero está luchando por su “leyenda personal” y que él si se ha embarcado en semejante viaje ha sido para seguir su propio sueño: llegar a las Pirámides de Egipto y descubrir el tesoro que le aguarda.
El amor, la guerra entre clanes, las dificultades y la sabiduría del alquimista, van acompañando al muchacho mientras viaja a Egipto. Cuando llega, no obstante, comprende que el viaje le ha enriquecido totalmente, le ha hecho madurar y conocerse mejor, le ha enseñado a descubrir las “señales” que la vida ha puesto a su paso y que todo ello ya constituye un tesoro, aunque le espera otro más material y no precisamente en Egipto.
Opinión:
El libro está escrito en una prosa ligera, que se lee fácilmente y resulta apta para jóvenes lectores.
Las aventuras de Santiago no tienen nada de especial, ni siquiera puede decirse que resulten excesivamente atractivas; pero esa es la lectura superficial de la obra... La lectura real, la que ha intentado mostrar el autor, es la necesidad de que cada ser humano luche por su “Leyenda personal”, que sea capaz de identificar las señales que va mostrando el Universo para guiarle, que crea siempre en sí mismo y que muchas veces lo que tenemos delante y es importante no solemos verlo.
En síntesis, el viaje de Santiago es un viaje iniciático que sólo tiene un propósito: lograr que la aventura física permita al joven experimentar la aventura onírica de conocerse a sí mismo y saber qué espera su yo más auténtico de su propia existencia.
“Cuando quieres algo, todo el Universo conspira para que realices tu sueño”
Esa frase, repetida varias veces a lo largo de la narración, es la esencia del mensaje que el autor intenta transmitir. |
|
Salvando las diferencias, puesto que esta es una obra de ficción, la esencia del libro es muy similiar a la que transmite “El Secreto”, formidable best seller de Rhonda Byrne.
@Pilar López Bernués |
|
