¡EH PETREL! (Julio Villar)

03.01.2014 09:32

¡EH, PETREL! (Cuaderno de un navegante solitario) 
(¡Eh, Petrel! -Cuaderno de un navegante solitario-) 
Julio Villar 

Editorial Juventud, S.A. 
1ª Edición: 1974
11ª Edición: 2007 

Género: Libro de viajes. 
ISBN: 978-84-261-5671-6 
250 Páginas

 

Argumento:
En un ligero velero de seis metros de eslora, Julio Villar partió de Barcelona en abril de 1968 y llegó al puerto de Lequeitio en el verano de 1972. En ese tiempo recorrió unas 38.000 millas marinas y pasó, entre otros muchos lugares, por Marruecos, las Antillas, el mar Caribe, Panamá, Galápagos, Marquesas, Tahiti, Nuevas Hébridas, Fidji, Nueva Zelanda, mar del Coral, Australia, Madagascar, Mozambique, Cabo de Buena Esperanza y un largo etc. 

Fue un viaje sin prisas destinado a saborear cada segundo de contacto con la naturaleza. 

Con los aparejos a popa, el viajero se iba surtiendo de pescado y algunos desembarcos le permitieron comprar, o hasta recoger fruta e incluso carne en paradisíacas islas desiertas. 

En algunas escalas el protagonista trabajó pequeñas temporadas para conseguir lo necesario y volver a navegar; allí hizo amigos, convivió con ellos y luego los dejó con una inquietante pregunta en su conciencia: “¿Acaso no era un esclavo de su amor a la libertad?” 

Opinión:
Este libro no es un clásico libro de viajes, ni siquiera está narrado de manera cronológica. Se compone de una reunión de apuntes, pensamientos, observaciones y sentimientos recogidos durante la travesía. Hay una mezcla de anotaciones que incluyen pequeñas estrofas, instantes traumáticos, bellísimas contemplaciones de las estrellas, chapoteos con las focas, la empatía que le inspiró un grillo al autor cuando ambos sólo se tenían uno a otro... Pero hay algo que pone el punto de unión a esa mezcla heterogénea: la belleza, la lírica que existe bajo cada palabra. 

Difícilmente, el lector consigue situarse en un punto concreto del planeta ni seguir de manera fiable el recorrido del velero, sin embargo, tiene asegurada la emoción, la desnudez de los sentimientos y, sobre todo, la poesía. Si existe una prosa poética, Julio Villar es en esta obra un maestro en el género. 

Es un libro visceral, escrito con el corazón. Los momentos de euforia, de soledad, de miedo ante una tempestad tremenda... El placer de un té caliente, la contemplación de las estrellas, la “necesidad” de conectar la radio para sentir que hay hombres en alguna parte, la aventura ante un huracán o la completa calma que impide avanzar al barco... El lector vivirá las más diversas experiencias y se sentirá muy en la piel del autor porque están escritas para poner en papel un cúmulo de sentimientos y sensaciones en constante cambio. Todo está narrado con la constante de la belleza en su más puro origen, esa belleza de un chapoteo amistoso con focas, la contemplación de cachalotes o incluso las juergas en algunos puntos de desembarco. 

Sin duda alguna, se trata de un diario altamente recomendable, que rompe moldes, distinto a cualquier libro de viajes y, por supuesto, con un alto contenido filosófico e introspectivo, ese rincón profundo en el que es capaz de reír y llorar un hombre que navega completamente solo.

@Pilar López Bernués