DÍAS LÚGUBRES (Juan Sayagués)

22.02.2014 11:53

 

DÍAS LÚGUBRES. Novela de Don Pollón y Altramuz

(Días Lúgubres. Novela de Don Pollón y Altramuz (sin fecha)

Juan Sayagués

 

Editorial Alhulia

Colección Crisálida Narrativa

© Juan Sayagués (sin fecha)

© Alhulia, S.L. (sin fecha)

1ª Edición febrero 2013 (fecha de impresión, no aparece edición)

Género y tags: Novela dialogada, sarcástica, atípica. Literatura española.

ISBN: 9788415464822

163 Páginas

 

Argumento:
El estadista y falócrata Don Pollón, defensor a ultranza de la “pornocracia” y siempre acompañado del simplón, sumiso y con dos doctorados, Altramuz, recibe la visita de un desconocido Dalai Lama reconvertido en vicioso y director de inconfesables empresas, con el que lleva a cabo un auténtico “pulso”.

 

El protagonista, acompañado por los más heterogéneos personajes, algunos inclasificables como una piedra que sirve de pisapapeles, plantea algunas cuestiones del tipo: “El pecado original lo comete Dios cuando fracasa a la hora de crearse a sí mismo” o “Hace más daño a la verdadera religión que sean todas las religiones ciertas que sean todas falsas”, también lidera una asamblea en la que se debate la posibilidad de un holocausto nuclear desde la perspectiva de que sea “democráticamente sostenible”.

 

En definitiva,  la novela pretende con sus giros absurdos y anacrónicos satirizar la España de la globalización.

 

Opinión:
De entrada, “Los días lúgubres” parece más un guión teatral que una novela. No está separada por capítulos sino por “mamotretos” en los que se apuntan los temas que aparecen; y es totalmente dialogada, con apartes descriptivos del tipo: “mirando al público”, “gesticulando…”

 

Me ha parecido una obra inclasificable, distinta, atípica… No es exactamente satírica, no siempre los giros absurdos van destinados a hacer reír ya que pueden desembocar en reflexiones de cierto relieve; se entremezclan todo tipo de personajes: animados, inanimados, vivos, muertos, espías, esclavos, andrólogos… y se incide mucho en la cualidad más importante de Don Pollón: su enorme y descomunal falo, motivo por el cual, al parecer, el protagonista y su “siervo” Altramuz se convierten en defensores de la pornocracia.

 

Una obra distinta, en definitiva, totalmente inclasificable, con momentos curiosos, encadenamientos absurdos que pueden resultar divertidos pero que no se ajusta a un patrón.

 

@Pilar López Bernués